Disfrutando de un merecido reconocimiento internacional

El Uruguay, oficialmente llamado La República Oriental del Uruguay, se constituye como Estado en 1828 tras lograr su independencia de Brasil, gracias a la célebre gesta de los Treinta y Tres Orientales y posterior Guerra del Brasil. Desde ese momento, este pequeño país, comienza su andadura en la forma de una República democrática presidencialista dividida administrativamente en 19 departamentos, dotados de un alto grado de autonomía respecto al Gobierno Central y presididos por la figura del Intendente.

Desde un punto de vista geográfico, El Uruguay , se encuentra ubicado en la zona subtropical austral del cono sudamericano, entre Brasil, el océano Atlántico, y Argentina, separado de éste último por la frontera natural que forman los ríos Uruguay y De la Plata. Con una extensión de 176.215 Km². y una franja costera de 670 Km.; este país de tan sólo 3,5 millones de habitantes, ha experimentado en los últimos cinco años una fuerte progresión económica, política y social, fruto de una visión estratégica de conjunto que se ha demostrado muy acertada y lo ha convertido, en la actualidad, en un referente internacional dentro del continente.

También por méritos propios, este pequeño país, ha ido escalando posiciones en la esfera internacional, gracias a una intensa y decidida actividad diplomática que se ha traducido en la firma de diversos acuerdos comerciales y políticos, tanto de carácter regional: el MERCOSUR (Mercado Común del Sur), el ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración) o la OEA (Organización de Estados Americanos) entre otros, como bilaterales: Tratado de Libre Comercio entre Uruguay y México, el APPRI (Acuerdo de Protección Mutua de Inversiones) entre España y Uruguay o el TIFA con USA por mencionar algunos.

Al mismo tiempo, ha visto reconocida a nivel internacional, la fortaleza de sus instituciones públicas y privadas, al haber sido incluido en el selecto grupo denominado “núcleo de democracias plenas”, formado únicamente por 28 países de acuerdo con el índice que establece el prestigioso diario The Economist y las conclusiones, absolutamente favorables, de Transparencia Internacional que en su elaborado Índice de Percepción de la Corrupción en 2008, le sitúa en el puesto 23 de una lista que comprende 180 países; desterrando, con todo ello, viejos estereotipos otrora considerados inherentes a la región y que ahora se demuestran obsoletos.



Tradicionalmente un país de avanzada mentalidad

Indudablemente, El Uruguay no ha sido impermeable a los diferentes avatares y circunstancias que han afectado a su área geográfica durante los dos últimos siglos. Ya sean revueltas populares como las viejas diferencias entre el campo y la ciudad que desembocaron en guerras civiles, de las que destaca la Guerra Grande (1839-1851) entre Blancos (de ideología conservadora) y Colorados, conflictos entre naciones donde la Guerra de la Triple Alianza junto a Brasil y Argentina contra Paraguay es especialmente representativa, otros conflictos de alcance global como la participación en la Segunda Guerra Mundial y la soterrada guerra fría, de especial incidencia en su área geográfica de influencia, que supuso una vuelta a la alternancia entre gobiernos civiles y militares del siglo XIX.

Sin embargo El Uruguay, a pesar de las etapas convulsas del siglo XIX, afrontó las agitaciones del S.XX como un estado consolidado, manifestando signos y actitudes que le llevarían a alcanzar niveles de bienestar, semejantes a los que disfrutaba Europa en esa misma época. De hecho, fue uno de los primeros países en incorporar a su ordenamiento jurídico, el derecho de sufragio femenino, el divorcio o el sistema educativo gratuito laico y obligatorio. Además disfrutó de una universidad pública, infraestructuras, servicios y nuevas instituciones estatales con niveles, en muchos casos, superiores a los europeos y a otros países de Sudamérica.

Simultáneamente recibió grandes cantidades de inmigrantes europeos principalmente españoles e italianos seguidos de franceses y alemanes y en menor cantidad pero no menos importantes ingleses, polacos, griegos, húngaros, rusos, libaneses, armenios y judíos, entre otros, con el aporte demográfico y cultural que esto supuso.

Todo lo anterior dibuja una nación con un temprano y remarcado nivel de compromiso con el desarrollo personal e intelectual de sus ciudadanos, consciente del inmenso valor añadido que supone, para el futuro de una nación, poseer una sociedad abierta, cuidada y bien preparada a la hora de afrontar los constantes retos inherentes al paso del tiempo.



El Uruguay aprendiendo de la crisis 2001/2

Mientras el país hacía frente a una dura recesión económica en La Argentina se produce una de la crisis más grandes de su historia, el gobierno argentino ante la avalancha de retirada de depósitos bancarios, instauró una medida conocida como “el corralito” que prohibía o limitaba por ley la retirada de depósitos de los bancos del país, con el fin de evitar la bancarrota del sistema financiero argentino. Esto inmediatamente se trasladó al Uruguay, donde acudieron los argentinos a retirar el altísimo número de activos financieros que poseían en el sistema uruguayo. Como consecuencia de esto, se produjo la quiebra del Banco Galicia, que contabilizaba cerca de la totalidad de sus activos pertenecientes a ciudadanos argentinos, esto despertó el miedo en la sociedad que se extendió al resto del sistema bancario y a punto estuvo de llevar al país a la suspensión de pagos. Ante esta situación, el Gobierno se vio obligado a congelar las retiradas de dinero, pero al mismo tiempo se establecieron mecanismos de compensación a los titulares de los depósitos y activos financieros, contribuyendo de esta manera a la reestructuración de la deuda exterior al mismo tiempo que ayudó a afianzar, dadas las circunstancias, la confianza en el sistema uruguayo.

En función de estos acontecimientos producidos durante la crisis del 2001-2 se identificaron las causas y se procedió, entre otras cosas, a una mayor competencia de control y sanción por parte del Banco Central Del Uruguay sobre el sistema bancario, que junto con la concepción tradicional de la banca uruguaya han conseguido que ésta no se convierta en un vector de transmisión de la crisis subprime internacional, dotándole al mismo tiempo, de una robustez considerable que tiene su reflejo en una alta liquidez, buenos niveles de capitalización y una morosidad en mínimos históricos, por debajo del 1%.



Capitalizando la seguridad jurídica, la situación geográfica y la estabilidad política en la actualidad

Independientemente del clima de inestabilidad económico-financiera actual, las inversiones productivas de capital encuentran, en El Uruguay, un campo abonado para obtener un crecimiento y rentabilidad dentro de un marco jurídico que ofrece el nivel de garantías más elevado de la región, una estabilidad política y social real, instituciones democráticas fuertemente consolidadas y una sociedad cualificada para desempeñar funciones en cualquier tipo de actividad económica a un coste competitivo.

Cabe reseñar los diferentes regímenes de incentivos a la inversión que ofrece, en la forma de Zonas Francas, donde a sus exenciones aduaneras y fiscales se suma el estar excluidas de la jurisdicción de los monopolios estatales; admisión temporal de insumos para su transformación; Parques Industriales con importantes beneficios fiscales y Puerto Libre donde no se gravan las mercancías que ingresan y circulan.

Un simple vistazo al mapa revela lo privilegiado de su situación geográfica, por ello no es de extrañar que represente un punto de entrada estratégico a un mercado de cerca de 260 millones de consumidores que constituye el MERCOSUR y estados asociados, es por ello que El Uruguay lleva años realizando un esfuerzo financiero muy importante para el desarrollo de infraestructuras de todo tipo (autopistas, ferrocarril, puertos, aeropuertos, etc.) que le permitan desarrollar todo el potencial logístico que su envidiable situación geográfica le confiere. Este esfuerzo se ha demostrado muy acertado y efectivo, como lo demuestra el incesante numero de empresas que se instalan en el país, del que da cuenta el espectacular incremento de la IDE (Inversión Directa Extranjera) que en 2008 batió records históricos alcanzando los 1.100 millones de USD.



Un país para quedarse, invertir y disfrutarlo

En lo referente al turismo, negocio inmobiliario y construcción en general, se están acometiendo en la actualidad numerosos proyectos de desarrollo turístico a todo lo largo de la costa, donde cabe destacar los ubicados en la zona de la ciudad balneario de Punta del Este, así como los planes de modernización que afectan a la capital, Montevideo, donde existe una demanda creciente de inmuebles restaurados y transformados principalmente, para su uso, tanto comercial como residencial; debido no sólo al incremento poblacional, sino también al flujo de empresas y particulares que optan por El Uruguay como lugar para instalarse. Como consecuencia del creciente atractivo del país, desde este punto de vista, se está produciendo un aumento en las infraestructuras dedicadas al ocio, como son hoteles, restaurantes, puertos deportivos, campos de golf, etc.

En lo referente a la construcción el Estado, ha apostado decididamente pòr la inversión en infraestructuras en todo el territorio con el objetivo de adaptarlas a las nuevas necesidades derivadas del incremento exponencial que están experimentando y continuaran haciéndolo, los diferentes sectores productivos del país.



Todo un abanico de posibilidades de inversión

Si bien, una parte muy importante de la IDE se ha concentrado en sector agropecuario y la industria química de la madera, existen otros sectores en pleno auge, de especial interés para la inversión:

-Logística y transportes.
-Servicios extensivos en mano de obra y telecomunicaciones.
-Servicios financieros, petroquímicas, energías renovables y software, y tecnologías de la información.